lunes, 24 de noviembre de 2008

MI CHIQUI



Mi hija pequeña es bióloga. Eso no le da de comer pero...¡cómo disfruta con todos los animales que le caen alrededor! Además tiene los suyos propios : Un acuario con una veintena de peces; una tortuga que se llama Sombra y que ahora no se le puede molestar porque está como tonta esperando la primavera y no está para fotos.




Un caballo frisón hermoso al que le ha sacado una doma fantástica. Un águila de siete meses con la que se pasea por el campo y que aunque parezca que se pierde, llega hasta el guante cetrero con solo chistarle.




Y luego, tiene a Carbón, aquel perro negro como un mal pensamiento, que es pesado de tan cariñoso, que un buen día me siguió por un parque arrastrando su pena de abandono, sus lágrimas de puñales, hasta que me convenció. ¡Pobre chucho! Ahora que ya es de la familia aunque viva en casa de mi hija, me martirizo pensando qué habría sido de él si me hago la dura...






Para terminar, al delfín no lo tiene en casa, pero le gustaría. Sabe un montón sobre estos simpáticos bichos y los adora. Ha hecho cursos y los ha dado donde se lo han pedido sobre sus costumbres, sus manías - que las tienen-y ese instinto que les hace caer bien a cualquiera. Aún tiene marcas de quemaduras en la espalda porque el pasado verano, estuvo como voluntaria cuidando a un bebé delfín, metida muchas horas en el agua, alimentándolo, ayudándole a desplazarse y aunque fue en el Oceanográfic, nadie supo qué dolencia tenía y al final, se murió. Del duelo que le hizo...mejor no contarlo.





Suele decir, que los animales son mejores que algunas personas...Y más fieles...Y más agradecidos...Y que tiene que haber algún lugar donde se reunan sus espíritus inocentes con sus cargamentos de ternura después de muertos...




martes, 18 de noviembre de 2008

Roquetas y Almería

¡Ay, que no me lo creo...! ¿viaje para mayores, yo?

Llegada...

El hotel tiene buen aparcamiento y en estas fechas lejos ya del verano, dispone de muchas plazas libres y con sombra, cosa que se agradece en estas latitudes. Casi coincidimos con otras personas que llegan en un autobús para disfrutar de la misma oferta de vacaciones. Mientras mi marido cambia el coche hasta donde le indican, yo agarro mi maleta que siempre es más grande que la suya y me voy acercando a la puerta de entrada...¡Qué mayores encuentro a todos los que acaban de llegar! ¿Estaré así yo? Me quito ese pensamiento como si fuera a costarme la vida retenerlo y sigo mi camino pero...Uno de los de los recién llegados, que además lleva un gran bolso de Luis Vuiton, me sorprende queriéndome quitar mi maleta para ayudarme con ella...




-"¡Ay, señor, que de verdad se me vé vieja sin remedio...!"- he pensado.
- Permítame, "señorita" que le ayude...
Mi atento ayudante debe rondar los setenta, pero es un hombre que guarda cierta apostura, Es alto, vestido con gusto, pelo abundante cuidado y totalmente canoso y al sonreir, solo le ha faltado un destello cegador en un colmillo, posiblemente parte de una dentadura, retocada, atornillada cara y perfecta.
-No se preocupe que lleva ruedas...Llega mi marido ya...

He notado cierta decepción en mi amable ayudante que la ha sabido soslayar con un saludo efusivo a mi marido y creo que se han caido bien mutuamente.
Un solitario. En este mi primer viaje de "seniors" como se les llama a estas excursiones, en C. Inglés, Imserso...etc para enmascarar una evidencia, observo y aprendo.

Tarde libre con un tiempo magnífico. Una estupenda habitación, algo recargada con adornos de espejos por todos sitios y una terraza sobre el mar, apenas a cien metros, que invita a no moverse de allí. Creo que hemos acertado viniendo.




El guía principal es una persona preparada y amable que se empeña en pronunciar las "eses"y ponerlas donde no se debe. Andaluz de pura cepa. Encantador.
-Como "osviamente" sabrán, estoy a su plena disposición.
Preguntas acertadas de los asistentes y preguntas tontas por lo "osvio". Parece un buen grupo en general. Don Carlos, mi atento ayudante de ayer, se nos ha sentado al lado.
-¿Piensan hacer todas las excursiones? Es por coincidir...
-Claro. Haremos algunas. Le dice mi marido. Una estupenda idea, hombre.
-¿No les importa?
-En absoluto.

Está claro que a nuestro amigo le hemos caído bien. También él a nosotros. Nos ha contado que enviudó hace tres años y que no anda muy bien con su nuera. Cosas... Es médico jubilado y sin compañía como me figuré.

Me divierto como una cría en la piscina cubierta pegando saltos y haciendo monadas con un monitor muy entregado a "recuperarnos" que, a falta de ser cachas como esos de las películas, hace gala de su delgadez con un bañador rayado carcelario tipo años veinte. Luego...largo paseo pisando la arena de la playa conociendo recovecos llenos de encanto.

Después de las cenas: Juego de bingo. Don Carlos y mi marido se enzarzan en una partida de ajedrez que nunca terminan. He ganado sesenta euros en la primera vez que juego al bingo "oficial"en mi vida y después de otras noches (ciento ochenta y cinco euros en total) he decidido no volver y pasarme por la actividad de baile porque he notado cierta agresividad en la mirada de algunos cuando entro en el salón de juegos...

Bailo sola o danzo alrededor de una columna porque mi marido prefiere el fútbol. Extenuación total pero me gusta. Dos horas de baile...Los hay que se exhiben y hacen corro por aquello de tener prácticas en bailes de salón... ¡Señor, cómo envidio no poder hacer esa tremenda cursilada de doblarse hacia atrás en brazos de un caballero...! Y el caballero, abstraido, apenas roza la espalda de su partenaire con una sola yema de dedo y se deja coger por el pulgar de su mano derecha en el colmo de la exquisitez, abriendo el resto de los dedos como si fuera a propinar una bofetada al osado que se les acerque...





¡Qué excursiones tan interesantes y magníficas! Tendría que hablar largo y tendido...


Encima Don Carlos, nuestro solícito amigo del primer día, se nos ha enmorado. Dice que en cuanto llegue a Valencia de vuelta, vende un apartamentito que tiene (así fastidiará a su nuera con la que no se lleva nada bien) y se comprará otro en Asturias de donde es una farmaceútica, no jubilada y que se ha colocado de rondona entre los que sí lo son, (puede que con aviesas intenciones) y se larga para allá...

- Es preciosa, oigan, lo que pasa es que es muy joven porque le llevo diez años...

-¡Ay...qué bien! Somos unos críos, Pepe, - le he dicho a mi marido ante el comentario de nuestro amigo.
La verdad es que no es muy guapa la señora. Es menuda. Lleva el pelo cortito con mechas y con las puntas disparadas. Moderna. Estilosa. Pero...ni por asomo la galanura del médico.

-¿No es mal tiempo para vender, Don Carlos?
-Es igual, porque si vendo barato, compraré barato...No voy a perder la poca "juventud que me queda..."
-Muy bien - le he dicho entusiamada-Sigue siendo joven...Y lo he dicho muy de verdad.

Cuando nos despedimos, me ha dado un achuchón y yo a él. Creo que tenemos un nuevo amigo.




DESPEDIDA

Oye...Que me ha gustado esto de los viajes, que hay marcha, diversión y que aún revolotean en cada alma de los solitarios, pajarillos locos que pugnan por salir de sus encierros en busca de sensaciones nuevas lejos de penas y problemas...



(PD: Don Carlos, es un nombre ficticio como puede suponerse...)



domingo, 2 de noviembre de 2008

CUENTO MUY PARTICULAR

Anoche me fui al baile,

me invitó la Cenicienta,

sus hermanas y madrastra

y alguna que otra parienta.

Al mirarnos el príncipe

fue tan rápido y nervioso,

que cayó en una tarta

y salió todo cremoso.

Y oliendo a merengue fino

con mucha delicadeza,

con mirada de cordero,

entre todas las bellezas,

me saludó a mí primero...

¡Qué chasco la Cenicienta!

¡qué sorpresa la madrastra!

¡qué rabia sus hermanastras!

¡qué cotillas las parientas...!

-”Oh, hermosa señorita

delicada como flor

deliciosa y bonita!

¿de dónde salís, por favor?”

Me sonrojé de contento

y en un golpe de tos,

improvisé en un momento:

-”Pues...aquí. A veros a vos”.

Y con olor a mil dulces

de chocolate y fresones,

nos pusimos danzar

desgastando los salones.

Pensaba la Cenicienta

que, algo de ésto no marchaba...

¿Dónde quedaba su encanto,

la calabaza, el hada...?

Que después de haber estado

cosiendo a toda carrera

el príncipe, ni siquiera

por cumplir, la había mirado...

¡Qué pena de zapatitos

comprados en el mercado!

De cristal...¡y tan bonitos!

¡y lo que habían costado!

Las hermanastras contentas,

con tal de verla infeliz,

les importaba un comino

que el cuento no fuera así.

Y al ser la media noche,

como el rey tenía ordenado,

salimos todos corriendo

y, algunos, por el tejado,

que cientos de limpiadoras

se apresuraban barriendo.

¡Qué desastres de sofás

de mesitas y sillines

llenos de migas de pan

gorgueras y peluquines...!

¡Qué nobles tan descuidados!

¿y “las noblas”?... ¡qué gorrinas

limpiando sus bellos labios

entre las lindas cortinas...!

Y al limpiar la escalinata

ocurrió algo inaudito:

De cristal, blanco de nata,

apareció un zapatito.

El corazón del príncipe

de alegría, se arrebata

y la Cenicienta dice

que si me viene, me mata.

Pero el príncipe, ya sueña,

y por el pregón vocea

que casará con su dueña

aunque sea guapa o fea.



-“Piensa en mí, casi seguro;

veremos cómo le sienta

a la madre, las hermanas

y a la pobre Cenicienta.”

Y llega el día ansiado

en que esperan muy nerviosas

las que quieren ser esposas

de quien con tanto han soñado.

Van marchando una por una

descalzado el piececito

midiéndose el zapatito

sin quedarse atrás ninguna.

Y el paje, inoportuno,

se lo pone a Cenicienta

y a voz en grito comenta:

-”¡ Justooo! ¡el cuarenta y uno!

Ya está mi gozo en un pozo

y aquí la historia se acaba:

Se casó con Cenicienta

siendo a mí a quien amaba.

Más, creo que fueron felices

porque encargaron perdices,

pero ya no fue mi dueño.

Tenía que ser así...

Desperté...¡Todo fue un sueño...!



(De mi libro "Poesía boba para aprender". Segundo Ciclo.- I.S.B.N. : 84-87148-68-9 )

Perlas del Segura