viernes, 8 de febrero de 2013

Contigo pan y cebolla

     Poema en dialecto Panocho, o lo que es igual, en castellano muy particular y entrañable de la gente sencilla en la huerta murciana. Fue escrito por el inolvidable poeta de Molina de Segura (Murcia) Esmeraldo Cano con motivo de un concurso en lenguaje Panocho y, como no podía ser de otra forma, ganó el primer premio. En su alegato sobre este bulbo, tenía toda la razón del mundo. Lo pongo aquí ahora a petición de algunos amigos y lo dedico a tan excelente poeta y a todos los que gusten de las cosas sencillas.


CONTIGO PAN Y CEBOLLA


Se ven cosas en el mundo
que sin querer dan risera.
¿Mia osté que echar un pregón
en los papeles de imprenta
pa que vengan los letraos
y que acudan los poetas
iciéndonos en rumances
que la cebolla es mu güena?
Eso no se le ocurrió
ni al tío que asó la manteca,
por ser cosa bien sabía
en to er reondel de la tierra
que de toas las hortalizas
la cebolla es la primera
pos no hay guiso ni guisote
que pueda hacerse sin ella,
u si no que le pregunten
a tuiquias las cocineras.

Sin cebolla no se guisa
el estofao de ternera
ni se puen hacer morcillas,
ni putaje de habichuelas;
con ella s´hace el “rin-ran”
y la ensalá tomatera
y crillas con bacalao
y el pisto de berenjenas
y pa quital-le el mal busto
al azaite, se requema
con un piazo e cebolla
y en el instante, lo arregla.

En la fritá de pimientos
es mu güena compañera
y en tortillas y en asaos
y en tuiquio cuanti se echa,
le da un sabor y un bustiquio
y una gracia y una…esa,
que no hay especia en el mundo
que puea mojal-le la oreja.

Le busta al probe y al rico,
al hombre sabio y al bestia
y los altos presonajes,
le dan entrá en su dispensa;
y lo mesmo en toa la Uropa
que en el Asia y en la Urdienca
y dinda la Garapacha
al Japón y a Ingalaterra,
no hay pueblo, gente, ni raza
que no la ponga en su mesa.



¡Y hasta como melecina
los méicos la recetan…!
Abre la gana de comer,
cura el dengue y el trancazo
y suaviza la ronquera,
evita la enrovinera;
y no existe na mejor
pa el gargajillo e las lluecas
y aquel que tenga un tumor
no tiene que pasar penas
ni usar untes ni putingues
pa curarse esa dolencia:
Se coge un casco e cebolla
y se cuece en la cazuela,
s´aplica encima el tumor
atao con una cordeta
y a los cuatro u cinco meses
el tumor se le revienta;
y pal ruma, pal niervoso,
pa los callos y las crietas
no na mejor ni más güeno
que comer cebolla tierna.

Por eso en el mundo entero
tanto se quiera y s´aprecia,
que tuiquio aquel que la parte
tié que llorar de alegría
por mor de gozo de vel-la
pos tiene tanta vertú,
que yo tengo en la petera
que ese conflito mundial
cál mundo eshace y asuela
no se podrá rematar
ni dal-le un sejo al probrema
como no sea con cebolla;
porque en cuanti a Ingalaterra
a la Rusia y a Alemania
Japón, China y la Mérica
se le treminen los tanques
trabucos y bayonetas,
y ya no quee una pistola
ni un jusil, ni una escopeta…
¡a fuerza de cebollazos
tié que acabarse la guerra…!

 Pero ha de ser de Molina
qu´ es la que tiene más juerza,
por eso cuando la venden
en la plaza y en las tiendas,
tién qu´icir ques deste pueblo
u si no, nadie las merca.
 Con que ya está dicho tó,
abora a ver si me premian.





Perlas del Segura