lunes, 27 de abril de 2015

TRAGEDIAS NATURALES

Cuando se ve la enorme tragedia que ha traído el terremoto de Nepal  –terremotos– con tantos muertos como ha dejado, el gran dolor y el terror que se refleja en cada una de las personas que nos llegan en las imágenes, no se puede por menos que pensar en lo vulnerables que somos cuando la naturaleza se desata.
Aún tenemos reciente en la memoria  la destrucción de Haití. El sunami, otra gran catástrofe  que se llevó entre las aguas enfurecidas vidas e ilusiones. Muchas otras desgracias acaecidas por causas naturales contra las que no hay nada que hacer porque no existe un enemigo palpable al que combatir. Nada hay contra los elementos desatados. Fenómenos que pueden que tengan explicación  más o menos exacta o científica de cómo se originan, pero que nada existe para evitar sus desenlaces catastróficos.
 Roguemos a Dios desde nuestra fe, que el consuelo llegue pronto a tantas víctimas. Que los miles de huérfanos que han quedado desamparados, tengan cobijo y ayuda en la generosidad humana y que la ira de los elementos no vuelva a causar tanta desolación y amargura.

Perlas del Segura