domingo, 31 de mayo de 2009

LA GITANILLA



Susi es una gitanilla que tiene diez años pero que no aparenta más de ocho por lo menuda que es. Lleva una falda -¡pobre modelo de feria!- que casi le llega a los tobillos y siempre me dice que así parece “más grande”.

Susi se ha acostumbrado en este tiempo de bonanza por Valencia, y cuando no hay cole, a ponerse al lado del autobús turístico al pie del Miguelete y mientras su abuela ofrece romero a cambio de la voluntad en monedas, ella se marca unos meneos con la falda y los brazos, que atraen la curiosidad de los visitantes a la tierra extranjeros o no. Gracia no le falta y así va complementando muy bien “el negocio familiar”.

Cuando la he visto hoy, sus ojillos de arbequina, estaban puestos en la pastelería de enfrente y allá que se ha ido sin más para saludar a nuestro vecino, el arquitecto joven que tiene su estudio debajo de mi casa. Alguna vez que otra, el chico se da el gustazo de tomar a media mañana como tentempié un merengue colosal que paladea y repaladea como si fuera el último que fuera a comerse…(¡Ay el merengue…! Vicio sublime de lo que seguro está hecho el Cielo. A mi también me encanta.)

El horno viejo de Sta. Catalina hace los mejores merengues de Valencia, sobre todo, uno descomunal con forma de cisne que lleva en su interior un corazón de crema tostada y cabello de ángel. Susi no se ha parado:

- ¡Vaya, don Pedro!...Se le van a caer los dientes con el dulce…

-Venga, Susi…¿Quieres uno?- Ha dicho por respuesta el arquitecto que no puede evitar que la chiquilla le caiga muy bien.- Está de muerte.

-¿Yo…? ¡Cheee!...Pero si le digo que se caen los dientes. No…Si acaso me compras –siempre acaba tuteando y sin parecer que piensa rápido- una napolitana de jamón y queso porque tengo el estómago dando gritos.

-Pues venga. Una napolitana para la bailaora, por favor – ha dicho el chico a la dependienta- que tiene que reponer fuerzas.

-El caso es que…

-Susi, no me líes. Cómete eso y lárgate con tu abuela.

-Pues eso, mi yaya. La pobre tampoco ha comío ná desde que s’ha levantao…”

-¿Y…?

-Pues… que pierde la vida por el merengue, don Pedro.

El arquitecto no puede evitar el sonreírse como todos los que somos testigos privilegiados del diálogo.

-O sea, que hoy me vas a sablear, ¿no? Venga, un merengue para la yaya, por favor.

-Que sea de los grandes, que tiene muncho hambre la pobre…Los del pato -pide sin recato alguno.

-Pero…¿y los dientes de tu abuela? ¿Y si se le caen?

-¿Mi yaya? ¿La has visto bien, che? Pero, ¡si no tiene ni uno…! A ella no se le caen ya…

Y rápidamente ha añadido mientras recogía el precioso dulce con forma de cisne:

-Y dame dos cucharillas…Por si se empeña en que yo lo pruebe, ¿sabes?

-Claro…

jueves, 21 de mayo de 2009

LA TENTACIÓN



Esta mañana, bien temprano, me he cogido el carrito de compra y me he ido al supermercado porque tenía la nevera en crisis total.

Al pasar por un establecimiento de dermoestética que tiene para mí un atractivo imposible de definir, me he detenido para ver esas pócimas milagrosas de última generación que aseguran que nos van a dejar la cara tan tersa como cuando éramos unos bebés. No puedo evitarlo porque, aunque soy fiel a mis cremas de siempre que me mantienen y que están al alcance de cualquier bolsillo medio y sensato, esas cajitas coloreadas con la suavidad del satén, con sus mejunjes tentadores asomando en la propaganda como si fueran el bálsamo de Fierabrás...¡Ay :Me enganchan. Además, había en el escaparate un cartel que decía: "Hoy, jueves, la dermatóloga y esteticién Doña Fulanita de Tal...(es muy conocida, puedo asegurarlo) le atenderá gratuita y personalmente"

No he podido resistir. Me he dado cuenta de que soy más débil y vulnerable de lo que me creía y mi carro, la compra y yo hemos pasado al interior. Confieso que me he sentido una maruja total. Casi sin pintar, solo me faltaban unos rulos en el pelo y un delantal, pero...¿qué podía perder ante la tentación y el ahorro de la consulta?

La dermatóloga esteticista era una señora como de mi edad, -algo más jóven puede- y de no llevar una capa de maquillaje muy bien puesta y camuflada, se le hubieran visto las mismas arrugas impertinentes que yo tengo.

Se ha puesto detrás de una descomunal lupa de un montón de aumentos y me la ha colocado sobre la cara. Claro, así, me debía ver cada poro como un cráter volcánico que daría miedo y de pronto, ha puesto cara de susto y ha exclamado: -¡Por Dios...! ¡No toma usted nada de NANOSOMAS...!

-Oiga yo...- le he dicho con mucho sentimiento de culpabilidad- Si tengo algo malo en la piel, pues, por favor, dígamelo porque yo soy valiente y si tengo que preparar a mi familia con alguna mala noticia...

-No se lo tome usted a broma, criatura...(lo del "criatura", ha hecho que me animara). Tiene usted una piel muy buena para ser tratada debidamente y así retrasar las marcas que el tiempo, inevitablemente, dejará en su rostro, pero ha de ponerse manos a la obra. Estamos a tiempo.
-¿Con las nanosomas? Oiga - me he atrevido- yo tomo isoflavonas que me vienen con la leche que tomo y el calcio y...
-Nada, nada...
-Pero, de verdad, que me encuentro bien con las isoflavonas -he recalcado oliéndome el plan de la señora.
Se ha metido hasta la trastienda y ha venido con dos cajitas y un envase algo más grande que contenía un tónico.

Viéndola explicándo la bondad de aquellas cremas, me he entretenido mirándola y a punto he estado de pedirle el maquillaje que llevaba puesto que ese sí que tenía buena acción de camuflaje. No lo he hecho y menos mal porque para acabar pronto, he salido de allí con sesenta euros menos en mi cartera -precio de crisis también, decía- y con un tremendo remordimiento atenuado porque no he comprado el dichoso maquillaje. Claro que, ¿y si las nanosomas se ausentan para siempre de mi piel y me quedo como la bruja de Blanca Nieves?

A mi marido le he dicho lo cara que está la vida y cómo ha subido todo y hasta fin de mes, voy a ver si estrujo el congelador y lo apuro bien apurado antes de volver al súper. Tengo que amortizar los sesenta euros y como me vea una arruga nueva...¡se va a enterar la esteticien esa!





sábado, 9 de mayo de 2009

Meditación




El otro día me decidí a meditar según nos enseñaba Hada Saltarina desde su blog Espiritualidad, Tarot y Meditación y confieso que me sentí relajada, tranquila, aunque no creo que lo hiciera del todo bien. Se trataba del recogimiento de las luces, del que ya había oido algo, según el CHACRA o CHAKRA, muy interesante y que es una experiencia por lo menos, curiosa de la que se puede sacar efectos beneficiosos.
Luego, lo comenté en mi grupo de Pilates y dos compañeras, me rogaron que hiciésemos alguna sesión conjunta y me pareció algo simpático el hacerlo dado el interés que mostraron.

Si no salió como me hubiera gustado, según una de mis acompañantes, porque había mucha luz...No lo sé y como todo se difunde, ayer ya me vinieron a decir "seis adeptas" que querían saber de la experiencia y que no había derecho a que organizásemos "esas cosas" a espaldas de las demás...(¡!)

Les conté que no había sido nada organizado, que surgió...y me disculpé. Así que nueva sesión de meditación. Siete mujeres en total, cada una aportando sus "saberes"...La entendida, traía unas velitas que encendió y dejó casi a oscuras la salita de nustra gimnasia. Esas velas, se reflejaban en el gran espejo de la pared donde practican un grupo de baile cuando les toca y aquella estancia tenía un aspecto fantasmagórico. Dispuso otra, que nos colocásemos en círculo y yo obedecía..¡cualquiera decía nada! Y además, no sé si eso es muy ortodoxo, se puso una música de fondo de la extraordinaria Enya, suave, y que dejó el ambiente muy "propicio". Seguí sin decir nada. No entiendo, pero si alguien nos hubiera visto, aquello más bien parecía que íbamos a tener una sesión de espiritismo.

Ya en esa disposición, una de mis acompañantes, explicó de qué iba y la verdad sea dicha, lo hacía muy bien, pero al ratito alguien hizo: "Ammm..." que decía que se hacía en Yoga. Protesta de la "directora":
-¡Haz el favor de no interrumpir...!
Contestación de la "yoguista":
-Oye, que tu no eres quién para mandarme callar...Luego supe que eran hermanas.
Silencio. Concentración. Dos minutos más tarde:
-Me estoy haciendo pis. Lo siento, pero o encendemos la luz o me dais una velita porque puedo darme una leche y matarme si me caigo...

En general, las demás estaban muy centradas en lo que hacían. Un consuelo, porque después dijeron lo bien que se sentían y de cómo su aislamiento fue un bálsamo de paz. Pero el colofón, creo que me va a quitar las ganas de meditar en comandita porque cuando ya se lograba un ambiente más o menos de relajación, al final...¡¡Potoplof!!...Una de las meditadoras, se dió un castañazo contra el espejo que si lo rompe, hubiera ocurrido una desgracia de las grandes...¡Se había dormido! Y además, su vecina de corro, nos contó por bajines ¡¡que hasta había roncado!!

¡Qué susto, madre mía! ¿Es normal esto? A ver Hadita, manifiéstate y explica...

Perlas del Segura