Llegada...
El hotel tiene buen aparcamiento y en estas fechas lejos ya del verano, dispone de muchas plazas libres y con sombra, cosa que se agradece en estas latitudes. Casi coincidimos con otras personas que llegan en un autobús para disfrutar de la misma oferta de vacaciones. Mientras mi marido cambia el coche hasta donde le indican, yo agarro mi maleta que siempre es más grande que la suya y me voy acercando a la puerta de entrada...¡Qué mayores encuentro a todos los que acaban de llegar! ¿Estaré así yo? Me quito ese pensamiento como si fuera a costarme la vida retenerlo y sigo mi camino pero...Uno de los de los recién llegados, que además lleva un gran bolso de Luis Vuiton, me sorprende queriéndome quitar mi maleta para ayudarme con ella...
-"¡Ay, señor, que de verdad se me vé vieja sin remedio...!"- he pensado.
- Permítame, "señorita" que le ayude...
Mi atento ayudante debe rondar los setenta, pero es un hombre que guarda cierta apostura, Es alto, vestido con gusto, pelo abundante cuidado y totalmente canoso y al sonreir, solo le ha faltado un destello cegador en un colmillo, posiblemente parte de una dentadura, retocada, atornillada cara y perfecta.
-No se preocupe que lleva ruedas...Llega mi marido ya...
He notado cierta decepción en mi amable ayudante que la ha sabido soslayar con un saludo efusivo a mi marido y creo que se han caido bien mutuamente.
Un solitario. En este mi primer viaje de "seniors" como se les llama a estas excursiones, en C. Inglés, Imserso...etc para enmascarar una evidencia, observo y aprendo.
Tarde libre con un tiempo magnífico. Una estupenda habitación, algo recargada con adornos de espejos por todos sitios y una terraza sobre el mar, apenas a cien metros, que invita a no moverse de allí. Creo que hemos acertado viniendo.
El guía principal es una persona preparada y amable que se empeña en pronunciar las "eses"y ponerlas donde no se debe. Andaluz de pura cepa. Encantador.
-Como "osviamente" sabrán, estoy a su plena disposición.
Preguntas acertadas de los asistentes y preguntas tontas por lo "osvio". Parece un buen grupo en general. Don Carlos, mi atento ayudante de ayer, se nos ha sentado al lado.
-¿Piensan hacer todas las excursiones? Es por coincidir...
-Claro. Haremos algunas. Le dice mi marido. Una estupenda idea, hombre.
-¿No les importa?
-En absoluto.
Está claro que a nuestro amigo le hemos caído bien. También él a nosotros. Nos ha contado que enviudó hace tres años y que no anda muy bien con su nuera. Cosas... Es médico jubilado y sin compañía como me figuré.
Me divierto como una cría en la piscina cubierta pegando saltos y haciendo monadas con un monitor muy entregado a "recuperarnos" que, a falta de ser cachas como esos de las películas, hace gala de su delgadez con un bañador rayado carcelario tipo años veinte. Luego...largo paseo pisando la arena de la playa conociendo recovecos llenos de encanto.
Después de las cenas: Juego de bingo. Don Carlos y mi marido se enzarzan en una partida de ajedrez que nunca terminan. He ganado sesenta euros en la primera vez que juego al bingo "oficial"en mi vida y después de otras noches (ciento ochenta y cinco euros en total) he decidido no volver y pasarme por la actividad de baile porque he notado cierta agresividad en la mirada de algunos cuando entro en el salón de juegos...
Bailo sola o danzo alrededor de una columna porque mi marido prefiere el fútbol. Extenuación total pero me gusta. Dos horas de baile...Los hay que se exhiben y hacen corro por aquello de tener prácticas en bailes de salón... ¡Señor, cómo envidio no poder hacer esa tremenda cursilada de doblarse hacia atrás en brazos de un caballero...! Y el caballero, abstraido, apenas roza la espalda de su partenaire con una sola yema de dedo y se deja coger por el pulgar de su mano derecha en el colmo de la exquisitez, abriendo el resto de los dedos como si fuera a propinar una bofetada al osado que se les acerque...
¡Qué excursiones tan interesantes y magníficas! Tendría que hablar largo y tendido...
Encima Don Carlos, nuestro solícito amigo del primer día, se nos ha enmorado. Dice que en cuanto llegue a Valencia de vuelta, vende un apartamentito que tiene (así fastidiará a su nuera con la que no se lleva nada bien) y se comprará otro en Asturias de donde es una farmaceútica, no jubilada y que se ha colocado de rondona entre los que sí lo son, (puede que con aviesas intenciones) y se larga para allá...
- Es preciosa, oigan, lo que pasa es que es muy joven porque le llevo diez años...
-¡Ay...qué bien! Somos unos críos, Pepe, - le he dicho a mi marido ante el comentario de nuestro amigo.
La verdad es que no es muy guapa la señora. Es menuda. Lleva el pelo cortito con mechas y con las puntas disparadas. Moderna. Estilosa. Pero...ni por asomo la galanura del médico.
-¿No es mal tiempo para vender, Don Carlos?
-Es igual, porque si vendo barato, compraré barato...No voy a perder la poca "juventud que me queda..."
-Muy bien - le he dicho entusiamada-Sigue siendo joven...Y lo he dicho muy de verdad.
Cuando nos despedimos, me ha dado un achuchón y yo a él. Creo que tenemos un nuevo amigo.
DESPEDIDA
Oye...Que me ha gustado esto de los viajes, que hay marcha, diversión y que aún revolotean en cada alma de los solitarios, pajarillos locos que pugnan por salir de sus encierros en busca de sensaciones nuevas lejos de penas y problemas...
(PD: Don Carlos, es un nombre ficticio como puede suponerse...)
-"¡Ay, señor, que de verdad se me vé vieja sin remedio...!"- he pensado.
- Permítame, "señorita" que le ayude...
Mi atento ayudante debe rondar los setenta, pero es un hombre que guarda cierta apostura, Es alto, vestido con gusto, pelo abundante cuidado y totalmente canoso y al sonreir, solo le ha faltado un destello cegador en un colmillo, posiblemente parte de una dentadura, retocada, atornillada cara y perfecta.
-No se preocupe que lleva ruedas...Llega mi marido ya...
He notado cierta decepción en mi amable ayudante que la ha sabido soslayar con un saludo efusivo a mi marido y creo que se han caido bien mutuamente.
Un solitario. En este mi primer viaje de "seniors" como se les llama a estas excursiones, en C. Inglés, Imserso...etc para enmascarar una evidencia, observo y aprendo.
Tarde libre con un tiempo magnífico. Una estupenda habitación, algo recargada con adornos de espejos por todos sitios y una terraza sobre el mar, apenas a cien metros, que invita a no moverse de allí. Creo que hemos acertado viniendo.
El guía principal es una persona preparada y amable que se empeña en pronunciar las "eses"y ponerlas donde no se debe. Andaluz de pura cepa. Encantador.
-Como "osviamente" sabrán, estoy a su plena disposición.
Preguntas acertadas de los asistentes y preguntas tontas por lo "osvio". Parece un buen grupo en general. Don Carlos, mi atento ayudante de ayer, se nos ha sentado al lado.
-¿Piensan hacer todas las excursiones? Es por coincidir...
-Claro. Haremos algunas. Le dice mi marido. Una estupenda idea, hombre.
-¿No les importa?
-En absoluto.
Está claro que a nuestro amigo le hemos caído bien. También él a nosotros. Nos ha contado que enviudó hace tres años y que no anda muy bien con su nuera. Cosas... Es médico jubilado y sin compañía como me figuré.
Me divierto como una cría en la piscina cubierta pegando saltos y haciendo monadas con un monitor muy entregado a "recuperarnos" que, a falta de ser cachas como esos de las películas, hace gala de su delgadez con un bañador rayado carcelario tipo años veinte. Luego...largo paseo pisando la arena de la playa conociendo recovecos llenos de encanto.
Después de las cenas: Juego de bingo. Don Carlos y mi marido se enzarzan en una partida de ajedrez que nunca terminan. He ganado sesenta euros en la primera vez que juego al bingo "oficial"en mi vida y después de otras noches (ciento ochenta y cinco euros en total) he decidido no volver y pasarme por la actividad de baile porque he notado cierta agresividad en la mirada de algunos cuando entro en el salón de juegos...
Bailo sola o danzo alrededor de una columna porque mi marido prefiere el fútbol. Extenuación total pero me gusta. Dos horas de baile...Los hay que se exhiben y hacen corro por aquello de tener prácticas en bailes de salón... ¡Señor, cómo envidio no poder hacer esa tremenda cursilada de doblarse hacia atrás en brazos de un caballero...! Y el caballero, abstraido, apenas roza la espalda de su partenaire con una sola yema de dedo y se deja coger por el pulgar de su mano derecha en el colmo de la exquisitez, abriendo el resto de los dedos como si fuera a propinar una bofetada al osado que se les acerque...
¡Qué excursiones tan interesantes y magníficas! Tendría que hablar largo y tendido...
Encima Don Carlos, nuestro solícito amigo del primer día, se nos ha enmorado. Dice que en cuanto llegue a Valencia de vuelta, vende un apartamentito que tiene (así fastidiará a su nuera con la que no se lleva nada bien) y se comprará otro en Asturias de donde es una farmaceútica, no jubilada y que se ha colocado de rondona entre los que sí lo son, (puede que con aviesas intenciones) y se larga para allá...
- Es preciosa, oigan, lo que pasa es que es muy joven porque le llevo diez años...
-¡Ay...qué bien! Somos unos críos, Pepe, - le he dicho a mi marido ante el comentario de nuestro amigo.
La verdad es que no es muy guapa la señora. Es menuda. Lleva el pelo cortito con mechas y con las puntas disparadas. Moderna. Estilosa. Pero...ni por asomo la galanura del médico.
-¿No es mal tiempo para vender, Don Carlos?
-Es igual, porque si vendo barato, compraré barato...No voy a perder la poca "juventud que me queda..."
-Muy bien - le he dicho entusiamada-Sigue siendo joven...Y lo he dicho muy de verdad.
Cuando nos despedimos, me ha dado un achuchón y yo a él. Creo que tenemos un nuevo amigo.
DESPEDIDA
Oye...Que me ha gustado esto de los viajes, que hay marcha, diversión y que aún revolotean en cada alma de los solitarios, pajarillos locos que pugnan por salir de sus encierros en busca de sensaciones nuevas lejos de penas y problemas...
(PD: Don Carlos, es un nombre ficticio como puede suponerse...)
9 comentarios:
Pero cuánto he disfrutado de este viaje a Roquetas!!! Escribes de maravilla; cuentas las cosas con tanta gracia castiza que embelesas.
Por lo que veo, os habéis divertido un rato. Siempre es bonito hacer alguna cosa diferente; todo tiene su puntito.
Ah, y las fotos muy lindas.
Besos
Hada, qué casualidad que acabo de visitarte...Una pena no hacerlo cara a cara pero algo es algo.
Si que nos lo hemos pasado bien y ahora a esperar el próximo viaje y ver qué nos depara. Si no sacamos lo bueno de todo lo que vivimos y con el humor que las situaciones desprenden, no se disfruta
Gracias por tu comentario, guapa y mil besos.
¡Ja, ja, José Ignacio! Y si supieras que más que apartamento es un bonito piso...Nada que hacer, que se lo queda su hijo...
No sé en tu época pero ya con el Rock hacíamos cada floritura...Y lo de agarradito, la mano femenina siempre frenando al oponente que pugnaba por acercarse...El pueblo no era para consentir arrimarse mucho a los jovenzuelos...
Un abrazo.
jajaja que linda narraciòn, tienes angel amiga! ...para eso son las vacaciones para llenarse de talento!
besos y abrazos
La otra historia del viaje.
Hombre entre 65 a 75 años, viudo desde hace tres, médico jubilado que se siente joven y solo, busca compañía. ¡Como se desaprovecha la experiencia!.
Un abrazo.
Olá, belo texto sobre bela viagem...Belas fotos...
Um abraço
Jó, me he ido de viaje contigo; gracias
muchos besos
Me alegra que aproveches ese tiempo "libre" para poder hacer una de las actividades más apasionantes, como es el viajar y descubrir nuevos rincones de cualquier geografía.
Besos:)
Lo tuyo es muy fuerte, paisana.
Tus anécdotas son estupendas y nos dibujan la sonrisa en la boca. Me alegro por el bingo ganador ese.
A mí también me encantan los viajes.
Un abrazo de Mos desde la ESFERA.
Publicar un comentario