viernes, 23 de enero de 2009

ADIOS

Mis queridos amigos:


De nuevo me tomo una vacación que no sé de cuanto tiempo será. A veces el trabajo se amontona y siempre pienso lo mismo: No sé cómo se aburre la gente.

Seguiré, de vez en cuando, leyendo vuestras entradas porque eso me encanta, tened la seguridad, pero no sé si podré comentaros y, allá por abril, volveremos a "vernos", si Dios quiere. Mientras, os deseo lo mejor con unos pensamientos sentidos y que como poema, de los que surgen, a mi me vale aunque la métrica, es lo de menos.

No me gusta el miedo que origina la soledad.
No quiero la frialdad de unas manos vacías.
No deseo la caricia del roce sin afecto,
el oido que no escucha la pena ni el lamento,
el paso sobre la angustia y el dolor ajeno...

No me gusta ver miradas cubiertas de inviernos.
No quiero la huella que mancilla la inocencia.
No deseo promesas abandonadas al viento,
la ley disoluta que justifican los necios y,
la muerte acallada de los más indefensos.

Un fuerte abrazo.

casarex@hotmail.com

martes, 13 de enero de 2009

EJEMPLO ANIMAL



A veces los animales nos sorprenden. He visto un vídeo en el que un perrito, quería sacar a otro de una autopista donde los automóviles no dejaban de pasar a gran velocidad. El animal arrastraba con sus patas a su compañero de caminos, hasta lograr dejarlo en la cuneta fuera del alcance de los vehículos. Desgraciadamente, él ignoraba que su amigo, ya estaba muerto...




Nos sorprenden a muchos estas cosas, sobre todo, cuando vemos a nuestro alrededor lo impasibles que podemos quedarnos ante el sufrimiento ajeno. Ahora animal, y casi siempre, humano.




Las escenas de niños heridos y sin amparo, de ancianos arrastrándose, de padres llorando...¿Cómo hacer para que esto ya no dure más ni se repita? A los que empezaron contiendas, a los que respondieron, a los que sabían, pero no hicieron nada para evitar males mayores...¿Cómo se les enseña a mantener una PAZ duradera?

Ni siquiera se llega a tener la grandeza de ese pequeño perro tratando de salvar una vida.




domingo, 11 de enero de 2009

GRIPE


Tenemos la costumbre de llamar gripe a cualquier catarro que nos llega con alguna décima de fiebre y con un taponamiento de narices que nos hace hablar como si lleváramos en la boca una sordina, pero no. La gripe es otra cosa. Hacía más de cincuenta años que pasé una y recuerdo que me sentí morir. Era una niña de nueve o diez años, mi padre acababa de fallecer y nadie me hacía caso, salvo el rato en que recuerdo cómo me aliviaba el regazo de mi madre. Poco rato, la verdad. Aquello, creo que me inmunizó y no había vuelto a sufrir ninguna hasta ahora, que en la madrugada del día siete,se apoderó de mi y casi no lo cuento. Me levanté para vomitar y ya noté cómo me dolía todo el cuerpo. ¡Hasta los lóbulos de las orejas, sin exagerar, me dolían! Creía que iba a tener paperas, pero no, era la gripe.
Mi médico de vacaciones pero un sobrino mío que también lo es, me dijo seriamente, que como siguiera vomitando, tendría que hospitalizarme y ponerme un gotero de alimento e hidratación...¡Qué cosas! Un día comiendo turrón y otro, con una fiebre hasta las nubes.
Vino a verme mi prima Asunción que andaba saliente de vacaciones y casi no pude hablarle, pero me alivió notar su mano fresquita sobre mi frente. Luego, no perdió oportunidad:
-¡Qué bien sabes, en la camita, con el frío que hace...!
Hasta ahí bien, pero luego añadió:
-A ver si te pintas, hijica, porque....¡estás más fea tan pajiza!
Solo tuve fuerzas para decirle:
-He perdido tres o cuatro kilos, prima...
Y es que los mantecados y el cocido de pelotas, se le han notado un poco en las caderas. Fui un poco mala en mi dolor.

Hasta creo que estuve delirando anteayer noche, según mi marido. Era tanta la fiebre que solo tenía en la cabeza los golpes de las bielas de los antíguos trenes y, además, casi ininteligible, estuve cantando La Marsellesa. No sé explicarlo, pero ese precioso himno, bien silbado o así, mascullado, aflora a mis labios cuando me cabreo, (de tarde en tarde) o cuando la calentura hace presa en mí...Un caso atávico, seguro. De haber tenido otra vida, me decapitarían en la guillotina porque no tiene otra explicación.

Estoy mejor, pero aún no salgo. Muchas gracias. Y que mis seguidores de Saint Pierre de Bigorre no se me molesten por lo de La Marsellesa, que me gusta mucho...¿Qué le voy a hacer?

Perlas del Segura