viernes, 28 de marzo de 2008

CARBÓN



Anoche llegué de un corto pero provechoso viaje por mi tierra. Estuve en las Fiestas de Primavera en Murcia. Ya, ya sé: soy una corretera que después de Fallas puede parecer que no tuve bastante jaleo, pero me gusta moverme ¿qué le voy a hacer? Eso sí, he llegado molida y sin ganas de hacer nada, así que esta mañana, después de deshacer maletas, me he ido al parque de Los Viveros en coche, para no seguir cansándome y he buscado “mi” banco, que es uno de los que están medio escondidos por entre los altos setos de lentiscos en la parte sur del gran jardín. Es un lugar poco concurrido, laberíntico, donde se puede pasar mucho tiempo en solitario, resguardada de miradas y saludos en esas ocasiones. Hace sol y sombra en cualquier momento del día y en esa paz, he sacado mi libro de turno, los “Versos satánicos” de Rushdie y…¡ soledad!

Bueno, eso era lo que yo me creía en un principio, pero no, porque nada más abrir la novela, me he sentido observada, acompañada y, no es que tenga dotes adivinatorias, es que esa compañía era más que evidente porque podía escuchar muy cerca de mí la respiración rápida y jadeante de alguien que estaba escondido detrás del seto de lentisco más cercano a mi banco.

-¿Hola? – he dicho haciéndome la valiente- ¿Hay alguien ahí? ¿Necesita ayuda?

Nada. Silencio y respiración ruidosa. Me he levantado rápidamente con mi libro muy decidida en echar a correr y largarme cuanto antes de mi idílico sitio de lectura, pero como si me adivinasen el pensamiento, de entre los matorrales, ha salido un perrillo, cachorro por lo pequeño, negro azabache y se ha puesto delante de mí, patas en alto, boca arriba, como si se hiciera el muerto o se manifestara rendido a mi persona. He dado un pequeño grito de sorpresa o quizás porque me he asustado seriamente por la repentina aparición de aquella “cosa” y entonces, se ha puesto derecho.

Un palmo de altura poco más o menos y precioso el pobre chucho. Me ha mirado fijamente y yo lo he mirado a él. No sé la descripción que él haría de mí, pero por lo que adivino, creo que le he gustado porque no ha hecho ningún amago de moverse cuando me he acercado a él y luego, le he acariciado la cabecita sin que se inmutara. Confiado o quizás ya no tenía fuerzas ni para huir. Llevaba puesto un collar antiparasitario y otro encima de piel azul. Se le veía cuidado.

-¿Es que te has perdido, chiquitín? ¿Te han abandonado...? Ya sabía yo que no iba a tener respuesta pero necesitaba que oyera mi voz para aliviar su inquietud a juzgar porqué seguía con esa respiración acelerada que produce el miedo. Tenía algo de sangre en las uñas de la patita izquierda y juro que he sentido una pena enorme. ¿Qué hacer? He empezado a preocuparme porque no se veía nadie alrededor y yo no quiero perros en casa. No, no quiero más perros.

Porque yo he tenido dos. Uno, cuando soltera, Ringo, (en atención al Beatle que más me gustaba) que me lo trajo mi marido, mi novio entonces, y que nos acompañó nueve largos años. Era un pequinés precioso, blanco y con una manchita negra entre los ojos y que llamaba la atención de bonito pero…era asmático. Muriéndose descansó de aquella horrible dificultad para respirar que no le dejaba ni jugar, pero me llevé tal disgustó, que me prometí que ya no tendría más perros.

Sin embargo, cuando mis hijos eran pequeñitos, mi marido, metido en un bolsillo, les trajo un cachorrito de shnauzer miniatura que les compró y que hizo las delicias de todos…

A ese lo bautizaron ellos como UFO (objeto volante no identificado) porque era negro, raro, aunque muy tierno, con las patas blancas, alto de cruz y bastante feo el pobre…Encima, no era muy listo: se asustaba con cualquier ruido, con las sombras, con los cohetes, del ruido de un grifo… pero estoy segura que se fue a un paraíso de perros porque no habrá otro tan bueno y fiel como él. Dieciséis años ha vivido entre nosotros notando la ausencia de cada uno de mis hijos cuando poco a poco se han ido yendo de casa. Sentado a la puerta de sus respectivas habitaciones, se pasaba las horas muertas a ver cuando se abrían esperando ver salir de allí a sus amos.

Se murió hace un par de años de puro viejo…¡pobrecico! y, en ese instante, me dije, que nunca más pasaría por ese trago.

A este que me acababa de encontrar, le he puesto un pañuelo de papel en la patita que ya no sangraba, le he dado agua en una pequeña lata de la papelera y después, con mi cinturón por correa, lo he paseado por todos los rincones del parque convencida de que su amo iba a aparecer y que se solucionaría la pena de todos, incluida la mía, porque pensar en dejarlo solo por allí entre críos ¡qué horror! Y quedármelo, no. No podía ser.

No hemos encontrado a nadie que buscara a un perro perdido y he tenido que ser dura. Lo he mirado largamente.

-Verás, es que yo no puedo tenerte – le he dicho- Viajo mucho y ¿dónde te meto?

Me he dado cuenta de que en el lagrimal, tenía una mancha blanca producto de unas lágrimas resecas que dejaron con sal la huella de su pena sobre el brillante pelo negro… ¡Ay Señor…! ¿Qué hice para merecer encontrarme un perro abandonado?

Pero tenía que ser fuerte. Decidido. Le he quitado el cinturón del collar y luego, sin mirarlo, he dado unas palmadas fuertes para obligarlo a que se alejara:

-¡Fuera, fuera…! Y cuando he abierto los ojos… seguía allí.

¿Se puede creer que me dolía el alma y que tenía ganas de llorar? He echado a andar hasta la entrada del jardín y me seguía. En el colmo de hacerme “la pelota”, se ha arrastrado hacía mí como hizo al principio y se ha puesto patas arriba. ¡Para congraciarse conmigo entonces y ahora que me iba…!

Pensando en cómo alejarlo, me he agachado y he hecho que iba a coger una piedra. Todavía siento vergüenza y ahora sí que me ahogaba la pena. Ni se ha movido. ¡Qué buen psicólogo…! Le volvía a sangrar la uña y ya no he podido más. Me he ido hasta el coche con él siguiéndome lentamente, he abierto una de las puertas de atrás y he extendido un trapo de polvo sobre el asiento. Después, me he vuelto hacia él y le he dicho:

-¡Sube, bandido, que me rebanas el alma a tiras…! Y no se ha hecho de rogar aunque le he tenido que ayudar porque el asiento le quedaba algo alto.

Pero…he cumplido lo que me prometí: no tengo perro. Lo tiene mi hija menor, Carmen, que es bióloga y le encantan los animales. Le ha puesto de nombre Carbón porque es tan negro que merece llamarse así. Lo hemos llevado al veterinario por si tenía un chip de identificación, pero no. Está sano como una manzana y nos ha dicho que debe andar por los cuatro meses. Guapísimo es. Ahora mi hija ya tiene una tortuga de agua, un águila, un acuario con varios peces, un caballo, Caronte, que es un frisón enorme y barroco y que tiene una doma clásica perfecta, (pero ese no lo tiene en casa, claro, ) y a Carbón, el nuevo perro que me he encontrado. Yo estoy muy contenta. Igual de de contenta que cuando lo saqué del parque pero leeré Versos Satánicos en mi sala de estar desde ahora en adelante.

sábado, 22 de marzo de 2008

Aviso a poetas


Como quiera que todas/os, sois unos magníficos poetas y lo digo con toda sinceridad y movida por el afán de que me invitéis a algo más que un café si ganáis (jamón de pata negra, langosta...etc) os comunico la siguiente nota que me ha llegado:

El PEN club de España convoca el I PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, en el que podrán participar autores de cualquier edad y nacionalidad.

Las obras deberán estar escritas en español, ser inéditas y no haber sido premiadas con anterioridad.

Con libertad de rima, medida y tema, tendrán una extensión mínima de 600 versos.

Está dotado dotado con 6000 euros y el plazo de admisión terminará el 9 de mayo de 2008.


¡¡Mucha suerte!!

viernes, 14 de marzo de 2008

¡¡FALLAS 2008!!

Ya estan otra vez las Fallas aquí.
Valencia se ha vuelto a vestir de gran fiesta y se va viendo algún monumento que otro tomando forma con sus colosales esculturas de cartón-piedra y madera.

Todo se ha llenado de gente que va y viene y las calles se han impregnado con el olor que desprende el aceite requemado donde se doran los churros y los buñuelos, tan típicos en estas fechas para degustar en plena calle mojados en el chocolate.

El ambiente es fenomenal en esta Babel que todos los años se forma por aquí. De los visitantes que más se ven, japoneses. Van con unas máquinas de fotos extraordinarias sacando con ellas todo lo que les choca.

Otros incondicionales a la fiesta fallera, los italianos. Muchos italianos y luego, de toda Europa y algún que otro americano. Todos felices, unos abrigados creyendo que están en su país y otros tan veraniegos por la propaganda que les hacen, que van como disfrazados, con sandalias, sin calcetines, camisetas sin mangas y luego, tienen que ponerse para abrigarse en las noches, lo que pueden comprar en puestos ocasionales de mercadillo por culpa del fresco airecillo de marzo que no hay que olvidar.

Pero aunque la diversión y la actividad es mucha, hay cosas que el que llega por aquí, no acaba de digerir: la pólvora. Yo, la primera. Siempre me asusto con los petardazos imprevistos a mi alrededor y siempre acabo imitando al bueno de Obélix diciendo :"¡Están locos estos valencianos...!

La pólvora aquí suena más fuerte que en todas partes y, ¡vaya si conozco mundo! Ellos se vanaglorian de eso. Son los críticos más duros, exigentes y entendidos en lo que a petardos, cohetes, tracas y castillos que he visto nunca.

En las "mascletás", ese ruido tremendo que se organiza cada día en Valecia capital y en todos los pueblos de esta zona, a base de los disparos de pólvora seca hay mucha gente que se emociona.

Hoy me he acercado yo, porque siempre dejo a los míos que vayan solos mientras doy los últimos toques a la comida. Lo he hecho, primero porque siempre presencio desde una distancia prudente, (mis hijos y mi marido, la oyen y ven en primera fila) alguna mascletá antes de San José y, segundo, porque me llaman cobardica y...lo soy. Luego, en el día grande, también me acerco al cauce nuevo del Turia y veo algún castillo que otro sobre todo los de luz y música.

Siempre me tapo los oídos, hoy también y eso ha dado pie a que algunos me imitaran, sobretodo, algún extranjero que otro. Dicen que es malo hacerlo y que es mejor abrir la boca. Yo hago las dos cosas y con eso, no me libro de que el ruido, se me refleje en el estómago como si estuviera haciendo una digestión exterior. El corazón, te late tan fuerte, que en mí, siempre acaba con una taquicardia, que después da paso a una extrasístole, que parece que me voy a quedar allí tiesa, muerta.


El suelo, tiembla y también lo hacen las farolas, casi imperceptiblemente, pero si apoyas la mano en ellas, es como si te diera un calambre eléctrico. El humo, lo envuelve todo. Casi sin darme cuenta, me he puesto a mirar por dónde podía escapar, venido el caso, y solo he visto un mar de miles de cabezas. Imposible moverte un metro más allá de tu sitio. Un grupo de señoras de habla inglesa, se ha puesto nerviosas y retrocedían con el riesgo de aplastarme con sus estaturas imponentes. A cada golpetazo de pólvora, el susurro de admiración de los más entregados al espectáculo...

Delante de mí, se había colocado un chico imponente, guapo, de ojos verdes y con pestañas como abanicos que al principio, había causado admiración a unas jóvenes vecinas. Él sabía de esa admiración que estaba despertando y las ha ignorado mientras se acariciaba un potente biceps que asomaba debajo de su manga corta. Yo pensé para mí:

-"Como no seas valenciano, mocetón, te vas a enterar..."


Justo. Esto hay que mamarlo, como mis hijos, que dicen los insensatos, que tenía que haber un perfume con olor a pólvora...¡Pobre muchacho...! Al disparo de las últimas cargas, ya estaba algo descompuesto. Ya no me parecía tan alto o se había encogido...Las pestañas, ya no aleteaban...Con la mano puesta en el pecho como sujetando su corazón , se arrimó a las muchachas que antes había ignorado buscando algo de refugio y acabó como yo, tapándose los oídos y abriendo la boca con el más grande de los descaros en la imitación...Luego, cuando acabó todo ese enorme ruido, cuando casi todos estaban emocionados y hasta con lágrimas en los ojos, lo ví cómo se mezclaba rápidamente entre la muchedumbre, derecho a uno de los numerosos urinarios que se montan siempre por estas fechas en esta ciudad...¡Pobre...!

De todas formas, si os acercáis estoy segura de
que quedaréis encantados...Pero a mí, todavía me tiemblan las piernas.


Feliz Pascua a tod@s y ruidosos besos de chocolate y buñuelos...



domingo, 9 de marzo de 2008


COLECCIONISTAS



He estado viendo una magnífica colección de...orinales y dompedros. Ha sido en Ciudad Rodrigo, donde hay tanto patrimonio artístico que ver y encima, esto.

Me habría gustado ser la propietaria de todo aquel conjunto tan curioso. Confieso que me dio envidia ver esas preciosas piezas, algunas versallescas, finamente decoradas con delicados oros en sus cenefas, con nombres para personalizar las piezas y algunos, hasta dedicados de enamorados a enamoradas y viceversa, cosa muy chocante, porque parece que cuando alguien se ha enamorado, el amado está por encima de esas “cosas”...


Si. Me gustan las porcelanas antiguas en las que meto los orinales. Me gusta todo lo que se encontraba escrito en sencillos epigramas (ahora menos) en esos retretes de carretera, en los bares de pueblo, en los vestuarios de los colegios...Vulgar, sí...pero una pena que se perdieran, así que las fui copiando...y si sabéis alguna, pues vale, me la mandáis y si os da pudor el hacerlo por aquí, mi correo particular es: casarex@hotmail.com.






lunes, 3 de marzo de 2008


ELECCIONES

El próximo domingo…elecciones. No voy a decir aquí cuales son mis preferencias, que las tengo, pero desearía que el presidente electo, luchara por mantener a los españoles en paz porque hay “guerras” ocultas entre ideologías que vulneran la tranquilidad del día a día. Así no puede haber democracia o si dicen que la hay, es falsa. Yo no puedo ser mal vista si no pienso como mi vecino quisiera que pensase, es decir, como él. Tengo que tener libertad para expresarme, para decir sin ofender, calma para escuchar, que eso ya la tengo, pero a cambio quiero reciprocidad.

Deseo que, El Presidente, se comporte con todos por igual, con los que le votaron como con los que no y, para eso, se necesitan muchas dosis de humildad y capacidad de mentalización para tener presente que se es mandatario de todos No pueden ser unas comunidades sacrificadas en beneficio de otras con una altanería palpable. Se tendrán que reconocer errores aunque para eso se tenga que hacer un esfuerzo en adquirir muchas dosis de humildad aunque esto sea difícil…

Si quien salga elegido, tiende su mano a los opositores, si se es capaz de reconocer que siempre no se está en posesión de la verdad, si se respetan creencias dentro del orden que se debe, si la ofuscación y la ambición están dentro de unos límites, nos irá bien a todos…AMEN

Para complacer a un funcionario, en cierta ocasión Abraham Lincoln firmó una orden de traslado de ciertos regimientos. El Secretario de la Guerra, Stanton, convencido de que el Presidente había cometido un grave error, se negó a cursar dicha orden. Y, por si fuera poco, añadió: ¡“Lincoln está loco de remate!”

Cuando se lo contaron a Lincoln, dijo sin inmutarse: “Si Stanton ha dicho que estoy loco, debo estarlo, porque él tiene razón casi siempre en los asuntos que conoce. Tendré que ir con cuidado y estudiarlo detenidamente.”

Y esto fue lo que hizo exactamente. Stanton le convenció de que la orden era un error y Lincoln se apresuró a revocarla.

Todo el mundo sabía que una parte de la grandeza Lincoln residía en su manera de aceptar las críticas…Y también su dedicación a que sus gentes olvidasen la guerra de de Secesión …Ya estaba pasada y el objetivo era olvidar y a que todos se mantuviesen unidos.

Perlas del Segura