sábado, 15 de septiembre de 2018

NIEBLA EN EL ESPEJO


-->
        
                                              


                                             Espejito del río
¿dónde llevaste mi cara
que se fue burlando al tiempo
entre los rizos del agua?

Alba de mil recuerdos,
dame tus alas de escarcha
para volar sobre el río
al espejo de mi infancia
escondido en las espumas
de la ilusión y la magia.

Espejito del río, 
cristal donde me miraba
¿dónde guardas prisionera
la tersura de mi cara?

                                              



                                              

                                             

jueves, 30 de agosto de 2018

VUELVO...

Estoy mejor. La conformidad ante lo que no tiene remedio, es una ayuda más que eficaz para seguir subiendo escalones aunque formen parte de una escalera imaginaria cada vez más angosta que la niebla difumina, pero hay que subir y el esfuerzo es compañero indispensable para llegar. Yo me esfuerzo y noto a mi lado el soplo del aliento de quien tanto amé. Me escucha y me ayuda a seguir los peldaños y estoy convencida de que el final de la escalera, la meta,  estará llena de luz y gozaré con sus destellos. Y noto que me empuja y cómo desea que llegue.

martes, 20 de febrero de 2018

PREGUNTAS SIN CASI RESPUESTA








PREGUNTAS ILÓGICAS

¿Por qué la desazón constante?
¿En realidad es tan larga la escalera?
¿Hace tanto frío?
¿Pasan las horas cada sesenta minutos?
¿Es necesario levantarse de la cama?
¿En realidad es necesario comer cada día?
¿Qué dicen los que están hablando?
¿Por qué se oye el silencio?
¿Importa mucho tener la razón siempre?
¿De qué te sirve esmerarte en comer sano?
¿Y la prisa? ¿No es importante llegar?
¿Por qué nos privamos de gritar?
¿Le importas a la gente algo?
¿Que más da ir descalzo o calzado?
¿Y por qué el empeño de querer entender?

La escalera, siempre es interminable.
Los escalones son demasiado altos y cansan.
Y la desazón no se desplaza, no se desliza, ni se mueve
Se queda como un inquilino moroso.



lunes, 22 de enero de 2018

DOLOR


Dice mi hijo que el dolor anímico, el sufrimiento, es como una gota de aceite sobre la superficie del agua. Allí está: compacta y dominante. Si te propones que se diluya y la agitas, la gota  se divide en otras muchas más pequeñas que a veces parece que vayan a perderse abrazándose aquí y allá en el imaginario recipiente que contiene el agua  para camuflarse en la claridad de ella.  Se mueven en el grasiento baile para hacernos creer que han menguado y con ellas el sufrimiento simplificado con  la emulsión.


Basta con dejar reposar la mezcla y el aceite va poco a poco buscando de nuevo su primitiva situación de gota grande y espesa. El dolor solo estaba diluido y parecía menor.  

Perlas del Segura