Caronte, el caballo frisón, el del porte señorial e imponente, se ha muerto. Tengo clavadas las palabras de mi hija, su dueña, tan dentro que aún no he podido reaccionar.
" Yo llevé a mi caballo al hospital con mucha esperanza y solo me han devuelto una trenza de su preciosa crín que le hice ayer y que aún olía a su gel, la cabezada y las espuelas..."La avisaron para que acudiera con prisa a la cuadra, porque se había hinchado mucho y no había querido comer. Cuando llegó, el pobre le acercó su cabezota y la descansó en su pecho buscando el amparo y la caricia de quien tanto lo quería y aún tuvo fuerzas para rozar con su belfo temblón la mejilla del ama en un beso de despedida. Allí estaba con una gota de lágrima ambarina en sus enormes ojos de azabache y se dejó llevar sumiso, como lo era con ella, hasta la caravana que lo había de conducir hacia dónde se suponía iban a encontrarle remedio, pero no llegó vivo y se perdieron en nada las dos horas de ansia y de viaje. Un cólico fulminante.
Era un bebé: solo seis años de nada y tres en poder de mi hija. ¡Con lo felíz que se sentía con él, que todos sus males se le pasaban! Desde que tenía cinco años, todo era pedir un caballo "aunque fuera pequeñito"...Y ¿quién le razonaba a una niña del lujo que suponía y más para alguien sin lugar fijo dónde vivir? Primero fue un caballo grande de cartón y después una hucha, siempre improductiva y estéril, que nunca lograría el fín para el que nació y cuando al final lo logra...solo por tres años.
Hace quince días estuvieron en un espectáculo donde se lucieron con su fantástica doma los dos y en otro momento de la misma exhibición, en un número a oscuras, los espectadores solo podían ver los artísticos movimientos de Caronte por las luces colocadas en sus patas y su crin. A mi hija, la felicidad por los aplausos, se le salía por la piel aunque ella no se viera hasta el final cuando las luces se dieron. Todo ello hecho de forma altruista.
Hay cosas peores, le decimos y se dice a sí misma buscando el consuelo. El llanto y el sufrimiento humano, la amargura de un niño, una desgracia familiar, eso es lo más terrible, pero Caronte vino a taponar otra amargura en ella, terrible también y fue una terapia y un bálsamo eficaz para su curación. Por eso todo lo queríamos aunque los que no conocen a los animales no lo entenderán nunca.
Yo he querido ofrecer esta elegía en prosa a nuestro gran amigo. Al peluche gigantón como de terciopelo negro que tenía un corazón dócil de algodón y melaza. Al único besucón de su especie que parecía entender y que ya estará por los infinitos prados de algún cielo maravilloso, llenos de amapolas y margaritas silvestres por las que tanto le gustaba galopar y seguro, que enviando un soplo reparador para la pena de su ama que tanto lo necesita... Ella y todos nosotros los que sabemos de su dolor.
27 comentarios:
Ay, Perlita, cuánto lo siento!! Como sabes, nosotros tenemos animales y te aseguro que entiendo muy bien la penda de tu hija; y sé que nada la puede mitigar... excepto el tiempo y ella misma. Por favor, dale un beso enorme; muy pero que muy fuerte.
Sólo un apuntito, ¡¡¡tu hija se te parece!!! Que pronto vuelva esa sonrisa tan bonita que luce en la foto. Muchos besos
Mi Señora Perlita,
En los últimos meses no prodigo mucho con visitas en mis queridos balcones de blogosfera, porque en mi esencia de Zorro, los tiempos de silencio son tanto o más importantes que los de palabra.
Esta noche tampoco pensaba saltar a ninguno, es ya madrugada y volviendo del paseo de medianoche, me retiraba a mi cueva meditando sobre tantas cosas que requieren meditarse.
Pero me empujó Tornado con su hocico, para que entrase en el suyo, y entonces leí su bellísimo texto de despedida y en honor a Caronte, debo reconocer que no fue difícil emocionarme.
Ofrézcale un beso y un abrazo a su hija de mi parte. Dígale, que puede sentirse orgullosa de haber dado tanto afecto a ese bello animal, y que el dolor cicatrizará en hermosos momentos de memoria, que le acompañarán siempre.
Se ama sí, porque el corazón palpita
y a un latido, hay otro que responde
no se buscan razones al cariño
si te ofrecen un corazón gigante
y así grande fue el tuyo fiel Caronte
como inmenso el recuerdo que dejaste.
Suyo, Z+-----
pff yo he perdido uno asì y dos robados, claro que sè cuanto duele!
mi abrazo de consuelo para la familia.
HADA:
Bien sé lo que quieres a los animales y te agradezco que te unas a nuestra pena. Un gatito, un perro, un caballo que desaparece de nuestras vidas, toca la vena más sensible que se puede experimentar hacia los más indefensos y que parece que nacieran para dar felicidad a sus amos y cuántos ejemplos nos dan de la fidelidad más deinteresada.Todos somos caducos ¿qué se le va a hacer?
Un beso muy fuerte.
SEÑOR DE LA VEGA:
Aunque menudeo mis entradas al blog,(me quita tiempo de otro quehaceres) siempre lo sigo y a otros amigos que no puedo dejar de visitar, por varias razones siempre agradables, como puede suponerse. Me ha encantado verle "aparecer", amigo. Conservo tres o cuatro poemas suyos de los que me han calado y es un placer que sean personificados porque lo hace muy bien. Éste dedicado a Caronte, tiene mi agradecimiento más sincero y cuando mi hija se serene un poquito, se lo daré a leer, si antes no entra ella por el blog.
Muy agradecida y un abrazo.
SHE:
Pues si son robados...¡vaya faena! Y una pena grande pero ¿sabes?: el consuelo final y pobre, es que por lo menos vivirán en algún sitio¿no? De todas formas, al ladrón que se lleva objeto e ilusión, debería tener cadena perpétua...Por la ilusión que sustrae, sobre todo.
Muchas gracias y besos.
Lamento la pérdida, pero como el mito de Caronte, esos buenos momentos jamás se perderán.
ILLÁN:
Así es, y seguro que en el mundo mitológico, este nuevo Caronte solo será el que no cobraba el óbolo a los más desavorecidos para cruzar el rio de la salvación. Los buenos momentos, quedan.
Un abrazo.
Has pasado por mi "Mi casa del pueblo" y quiero saludarte. Durante algún tiempo no publicaré mis poesías, pero sigo leyendo porque adoro la poesía y me doy de alta en tu blog con tu permiso para seguir tu obra porque me parece muy buena. Un saludo afectuoso.
Ya no está Caronte... Es triste y duro aceptar que, como dice Perlita, galope libre por otras praderas, que recorte su silueta por otro horizonte...Pero la vida es así de enojosa y hay que vivirla con nuevas expectativas, porque donde una realidad acaba, nacen nuevos brotes, nuevas esperanzas. El espectáculo de la muerte, al fin y al cabo forma parte del espectáculo de la vida, está permanentemente presente entre nosotros y no puede, de ningún modo, ser causa de abatimiento.
¡Ánimo, Carmen! Otro Caronte llegará -con cualquier apariencia, incluso, puede ser, vestido de caballo-, y tienes que estar preparada entonces para dedicarle tanto cariño como dedicaste al que acaba de dejarte
cuánto lo siento... para mi los animales son tan especiales que lo siento en lo más hondo.
un besazo, cielo, para ti y tu hija
ufff!!! Lamento que Caronte ya no esté con tu hija. La vinculación a Caronte, parece perfecta... es una dura experiencia. ¡Deseo que tu hija pueda ser feliz sin ese animal al que tanto ha querido! Evitar el sufrimiento, es complicado. El alma de Caronte podrá ser algo eterno y sobre todo eterno en el recuerdo. Un saludo.
Perlita!!! lo siento mucho, dale un abrazo de mi parte muy cariñoso a tu hija, ¿cómo no va asentirse mal? pero que se aferre a lo que ese precioso caballo, ese gran amigo la deja...esa maravillosa experiencia que compartieron...eso siempre queda!!!
Un besín para las dos y mucho ánimo.
FERNANDO:
Es que la poesía es una válvula de expansión y expresión a todo lo bello que se nos va almacenando en nuestro interior y, además el poeta, nunca es malo.
Saludos
ANÓNIMO:
Otro Caronte se presentará o algo que haga renacer la ilusión a mi hija. Sí...Pero él fue el primero y sé que su recuerdo no se marchitará.
Gracias por dejar tu comentario, que ya te echaba de menos.
Un beso.
Mª ANGELES:
Muchas gracias. Yo creo que lo que nos cautiva de los animales es su entregada inocencia hacia sus amos.
Besos y que sigas con tus éxitos, guapa.
Mª ANGELES:
Muchas gracias. Yo creo que lo que nos cautiva de los animales es su entregada inocencia hacia sus amos.
Besos y que sigas con tus éxitos, guapa.
EURÍDICE...SARA:
Yo sé que todos lo sentís. Cuando se tiene esa sensibilidad que estáis demostrando, sé que no os deja indiferentes la pena de una niña...Mi hija ya es toda una señora casada, pero...¡es tan joven!. Caronte era su aliado para complementar su felicidad.
Un beso para las dos.
Asistí a los últimos momentos de vida de un caballo desgarbado, que murió de viejo "Ay qué calor" se llamaba. El dueño de la hípica llamba al servicio de recogida, sin temblarle la voz. Se acabó, pues se acbó, tuvo una buena vida, me dijo.
Echado en la hierba, el viejo caballo moribundo me miraba o miraba al cielo mientras le acariciba. Antes de quedarse quieto, una lágrima enorme de uno de sus ojos fue el inicio del torrencial de las mías.
Mi caballo se llamaba Gregal, y tuve la suerte de disfrutarlo unos años. Lo tuve que vender a un buen propietario que siempre lo cuidó muy bien. El de mi chico, también murió de un cólico. Fue muy intenso aquél año en que dejé de montar.
Entiendo el duelo por Caronte y deseo que tu hija recuerde los momento especiales que pasó junto a él.
Besos, Perlita
¡Precioso caballo Caronte!
Mi abrazo más tierno para tu hija, sé como debe sentirse por la muerte de Caronte.
Los que no tienen animales, no pueden imaginarse lo mucho que se les quiere... son casí como de la familia. Yo tengo una Yorky (2 kilitos de peso) y no me imagino la vida sin ella.
Precioso tu escrito.
Besos a las dos. Isabel
TESA:
Bien triste también lo que me cuentas del viejo caballo.No me extraña que lloraras porque ganas me han dado a mi también de hacerlo...¡Pobrecito!¿Cómo se puede ser tan insensible? Esa es la pena de mi hija, que Caronte se murió durante el traslado y no estuvo a su lado cuando más la necesitaba...¡Si hubiera sabido que le quedaba tan poco de vida!
No sé...Puede que me equivoque, pero no me acabo de fiar de las personas que son tan insensibles...¿No te parece?
Gracias Tesa.
Te diré que yo nunca me he atrevido a montar un caballo...¡son tan grandes! Un beso, guapa.
ISABEL MIRALLES.
¿Un perrito de dos kilos? ¡Qué cosa tan rica debe ser! Yo también podría contarte cosas de mis perros, pero esos, murieron de viejecitos y en paz, el último, hace cuatro años. Era feo y algo torpe, pero era nuestro perro y le llamábamos UFO por lo raro.
A pesar de lo natural de su desaparición...un disgusto gordo cuando se apagaron. Esto de ser caducos, amiga...
Un abrazo.
Una pena, pero debéis acordaros de los buenos momentos, que en la foto se ve espectacular. Un saludo.
No hay presente sin pasado, aunque éste no deba subyugar al futuro.
Lo siento, pero esto es VIVIR, y es maravilloso a pesar de todo.
SOMOS EL TIEMPO
Somos el tiempo
Hola Perlita:
Amo desde muy pequeño y amaré por siempre a estos fabulosos personajes que la naturaleza nos ha regalado, son tiernos, amigables y muy compañeros...
Recuerdo que cuando contaba con sólo 10 años de edad, ya tenía mi alazán llamado "Nico", él era mi compañero de paseo por los campos y quintas de mi padre, en busca de un citrus fresco y sabroso... ahora viene a mi memoria una prueba que le hize a Nico; luego de desmontar, me quedé echado en el piso por más de 15 minutos, ¿sabés que hizo el amigazo?, ni se movió de mi lado hasta que me levanté. Cada vez que lo recuerdo brotan lágrimas de mis ojos, por eso entiendo perfectamente lo que está sientiendo ahora tu hermosa niña.
Siento mucho lo ocurrido!
Te mando un beso enorme!
Olá Perlita, um abraço solidário....
Es triste.
Yo hace tiempo que decidí no encariñarme con ningún animal. ya tengo suficiente con sufrir por las personas. Quizá sea un acto egoista por mi parte.
Saludos.
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