sábado, 4 de febrero de 2012

BUEN CONSEJO...CREO

Me ha dado una alegría muy grande encontrarme con una antigua compañera de trabajo. Nos apreciábamos. Era una buena profesional, colaboradora, prudente y que jamás se metía en nada que no le incumbiese. Al revés que yo...
Estuve en su jubilación y parecía mentira que se fuera porque aparentaba menos edad. Esta vez, cuando apenas han pasado tres años de aquello, la he encontrado con su habitual simpatía, pero estaba algo demacrada, ojerosa, con un gesto triste.
Degustando un cortadito de lo más reconfortante con el frío de estos días, nos hemos preguntado por nuestras cosas, por la vida ociosa -y no tanto- por añoranzas y al fin, de la belleza y la agudeza de nuestros nietos donde ahí no he cedido ni un ápice. Así se lo he dicho y he logrado que se riera: los míos, los mejores.
-Perdona...¿Te pasa algo? Te encuentro algo cambiada -le he preguntado sin más rodeos.
-Bueno. Ya sabes que enviudé -me ha dicho bajando la cabeza.
-Sí, claro. Fue antes de tu jubilación y estuvimos muchos en el funeral ¿no lo recuerdas?
-Claro que me acuerdo. Ya va a cumplirse el séptimo aniversario de aquello. Mi vida se quedó hundida del todo.
-Es que debe ser muy triste perder a una persona que se quiere y que aún era joven.
-Pues sí...De mis hijos, solo el pequeño sigue conmigo, sobre el papel, porque de los cuatro, es el soltero, pero se fue de Erasmus a Munich y puede que se quede por allí. Estoy sola.
-Vaya...-le he dicho mientras le ponía mi mano en la suya. -Ley de vida, amiga. Una pena sobre otra pero tú eres fuerte.
-Si, pero mi pena ahora, que no me deja respirar, ni dormir y que hoy es un milagro que pueda compartir con alguien es que...
-¿Qué...? -he querido saber pensando que debía padecer alguna dolencia incurable. Ya sabes que ahora hay remedio para casi todo.
-No sé si para esto... Es que...me he enamorado.
¡Ya estamos...! ¿Qué hacía yo, plañidera de bajo coste, metiéndome a dar consuelos gratuitos sin saber qué tipo de duelo era el que mantenía con unas ojeras como gafas de sol pintadas en la piel a mi antigua compañera?
-¡Anda...! -he dicho sin saber qué decir, pero ya no podía parar. -¿Y...cómo es eso?
-Estoy metida en menudo lío, Carmen. Salgo sin que mis hijos lo sepan con...¿Te acuerdas? ¡Y sin buscarlo...! Coincidimos en unos cuantos sitios, quiero creer que por casualidad y no sabes lo que siento desde entonces al volver a notarme atendida y considerada. Es un caballero que me está dando tiempo para pensar y ahora estoy en un apuro porque se está cansando de esperar.
-¿Y qué problemas tienes? ¿A ti te gusta?
-¿Que si me gusta? Yo creí que mi vida se había acabado y fíjate...¿Cómo puede pasarme esto a los sesenta y tres años ? ¿Cómo se lo digo a mis hijos? Es un hombre al que llevo cinco años, pero al que le gusto y noto que me quiere. Cambio cuando lo veo y me siento viva otra vez pero...¡qué vergüenza...! ¿Qué dirán en el pueblo? ¿Mis hermanas? ¡Y mi marido...! ¿Qué pensará en la otra vida mi difunto marido si me vuelvo a casar?
Vale. Si me lo ha contado, debo contestar lo que pienso.
-Pero...¿no erais agnósticos? Creo recordar que no creíais en nada del Más Allá...¿no?
-Si...
-Pues entonces, ¿dónde narices tiene el balcón celestial tu marido desde donde observarte y recriminarte algo tan legítimo como esto de volver a ser feliz, si él ya no está? Hasta sus cenizas las echasteis, creo recordar, por aguas de la playa en La Malvarrosa como él quería. Lo quisiste, le fuiste fiel...¿No están tus hijos felices en sus casas con sus respectivos cónyuges? ¿Vas a seguir queriendo a tus nietos igualmente y a ayudarles? ...Bla...bla...bla...
Me dio la impresión de que se le borraron las ojeras de repente, se empeñó en pagar ella el café con una cara de alegría totalmente renovada y no me compró un vestido porque no era el caso. El fin de semana próximo, la llamo.

13 comentarios:

María dijo...

El amor no tiene edad. Ojalá haga caso a tu consejo y no ceda a los convencionalismos absurdos.

Oye y lo de tus nietos los mejores por supuesto, jaja, ¡faltaría más!.

Besos

P.D. Cuando la llames nos lo cuentas.

Perlita dijo...

MARÍA:

Mañana, domingo, creo que iba a reunir a sus hijos a comer en su casa.¡Soy tan curiosa...! Pero palabra que esta vez no es la curiosidad, sino el deseo de que esta mujer tenga suerte y sea feliz. Sufrió mucho con la enfermedad de su marido.
Ya contaré...
Y mis nietos...¡doce días sin verlos! Eso de que vivan en Madrid es una lata.
Besos, guapa.

Mos dijo...

Yo creo, no, paisana, yo te digo que buen consejo; el mejor en estos casos.
Se lo has dicho perfectamente y como de be ser. Si la buena mujer ya pasó su duelo, se comportó como una buena esposa, es una buena madre y mejor abuela, ¿por qué no darle una oportunidad al amor?, ¿por qué no darle una patada a la soledad?
No me extraña que se le borraran las ojeras, Perlita. Tu consejo iluminó su semblante mejor que cualquier crema antiarrugas. :):):):):)

Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

Hada Saltarina dijo...

Es curioso el ser humano, y el miedo que tiene a veces de "ser feliz".

Besos, querida amiga

Tesa Medina dijo...

Claro que le has dado un buen consejo a tu antigua compañera de trabajo.

Inyentar ser felices es un deber de todos los seres humanos y el amor no tiene edad.

Me separé con 32 años y dos hijos de 8 y mi primera idea era no volver a tener pareja, me lo propuse con ahinco.

Pero a pesar de mis prevenciones llegó de nuevo el amor y ya llevamos juntos 22 años.

Que nadie tenga en cuanta el que dirán cuando se trata de su felicidad.

Un abrazo, Perlita.

Tesa Medina dijo...

Quería decir "intentar" no inyentar, que vaya palabro.

Eva Magallanes dijo...

Hola!, lo que nos relatas muestra como los propios prejuicios y la auto-discriminación, muchas veces, son nuestras máximas limitantes.
Bienvenido el amor, siempre!

Te dejo un saludo fraterno desde el confín austral.

gamar dijo...

Lograste despertarla de un sueño que solo estaba en su cabeza.
Alegra de solo leerte.
Saludos

Perlita dijo...

MOS:

Si es que en el fondo, yo creo que le dije lo que quería oír, pero siempre te queda la duda al pensar..."¿y por qué tengo yo que opinar? Pero no me puedo aguantar en estos casos, la verdad.
Besos, paisano.

Perlita dijo...

HADA:

El miedo a veces viene arropado por el entorno. Esta chica vive en un pueblo...muy pueblo y el qué dirán preocupa demasiado. Y no creo que sus hijos objetasen nada que la contrariase que son los que deben pronunciarse. Y aunque se pronunciaran en contra. Pienso que cada cual ha de vivir su vida.
Un abrazo grande, Hadita.

Perlita dijo...

TESA:

Cada vez veo más lo buena persona y lo llana que eres. Y siendo así ¿cómo no ibas a encontrar una persona con la que compartir tu vida? Cuando los hijos crecen y se van de casa...¿qué toca? ¿quedarse a verlas venir? Pues si apetece encerrarse o se es ya muy mayor, vale, pero si se es abierta, positiva, inquieta...lo mejor es tener a alguien al lado con quien vivir lo bueno y lo malo.
Mi madre solía decir que la soledad es el camino hacia la amargura. Después lo entendí: se quedó viuda con cuarenta y tres años. Menos mal que siempre vivió conmigo hasta que murió ya viejecita...(Mi marido solía decir que se casó en cierto sentido con las dos..¡un santo mi marido!)
Un fuerte abrazo, guapa.

Perlita dijo...

EVA:
Estamos demasiado pendientes de lo que piensan los demás...Una pena en muchos aspectos.
Tienes un blog precioso. Gracias por venir, besos, Carmen.

Perlita dijo...

GAMAR:

¡Cuánto tiempo amigo...!Ya sabes que es recíproco el gustazo por leer y tu "casa" me encanta.
Espero que mi amiga sea feliz y ya ardo en deseos por saber lo de su reunión familiar.

Un abrazo que te envío hasta tu lejana tierra. Carmen Sabater

Perlas del Segura