viernes, 10 de octubre de 2008

ASUNCION... otra vez

Mi prima y yo desayunamos en una cafetería muy coqueta de Trapería. Da gusto pasear por Murcia tempranito en este tiempo de otoño a pesar de que las mañanas han refrescado algo. Charlando como íbamos, me he fijado en una señora que me ha resultado familiar a la altura de Santo Domingo.

-Mira, Chon, parece doña Lola…

¿Para qué lo he dicho? Asunción, se ha detenido de repente, me ha soltado el brazo y se ha lanzado literalmente a la señora que se ha quedado asombrada mientras recibía unos formidables y apretados abrazos con sus meneos correspondientes.

-¡Doña Lola!...¡Ay, doña Lola cuánto tiempo…!

Doña Lola había sido maestra en mi pueblo y había educado a toda una generación que nunca pudo olvidarla de puro bien que lo hizo. Ni mi prima ni yo fuimos sus alumnas, pero como todos, llegamos a quererla y respetarla y ella nos conocía bien. Asunción no podía contener las lágrimas mientras yo me he quedado plantada a unos metros observando la escena. Sí que la quería, sí.

-¡Doña Lola…! ¡Es que no puedo creerlo! ¿Cómo está usted?

Al fin iba a dejar que se expresara la mujer que la miraba extrañada.

-Pues…ya ves, hija mía, cada vez más vieja, pero…

-¿Vieja? Pero si está usted igual…-Ha dicho mi vehemente prima sin dejarla hablar- ¡Ni se le ocurra decir eso…!

-Pues yo me noto sin fuerzas, ya ves. Me duele todo. Tengo una artrosis que nada me alivia…

-¿Artrosis? No diga eso. ¡Yo soy la que estoy hecha una pena con cincuenta años recién cumplidos…!

Tenía que haber interrumpido. Asunción se pasaba ¿Cincuenta años? Cada vez se quita más edad esta prima mía. Ahora es menor que el hermano que le sigue en orden. No tiene cura.

-Cuente…¿Cómo no va usted por el pueblo? ¿No se acuerda de lo que la queremos por allí? ¡Cuánto se la echa de menos!

-¿Ah, sí? ¿Se me echa de menos? ¿En qué pueblo, hijica?

Asunción se ha separado de la mujer unos instantes y ha dejado de moverla. Luego la ha mirado de frente y después me ha mirado y ha vuelto a la carga. Si doña Lola era presa de alguna enfermedad traicionera, había que hurgar en ese cerebro dormido.

-¡Que soy yo! ¡Asuncionica, la hija de sus vecinos!

-Ahhh …-ha sido la respuesta.

-Pero bueno, ¿usted no es doña Lola?

-Mujer…yo siempre he sido Lola…así, a secas…sin el “doña”

Asunción, despertaba. Ya no lo tenía claro.

-Usted …¿no era maestra en Molina de Segura?

-¿Yo?...Pues no. Yo he pasado por Molina de paso, hija, y no soy maestra, soy la hermana del cura párroco de Santo Domingo y ama de casa…

¿Cómo le decía a mi prima que doña Lola, de la quinta de nuestras madres, se murió hacía ya muchos años y que era más lógico que ella lo supiera y no yo, que siempre he estado fuera del pueblo?

Le ha pedido perdón a la buena mujer y la buena señora, a cambio, le ha dado un montón de besos como consuelo por no ser la Lola que Asunción creía. Un encanto.

-Lo siento, hija. Me habría gustado ser esa maestra de tu pueblo…

De vuelta, sin cruzar palabra, he notado cómo mi prima me miraba de reojo. Llevaba las manos en plan cartujo enlazadas sobre el estómago como para aprisionarlas y no abofetearse por su ridículo. Solo dos frases hemos cruzado antes de la despedida.

-Si te llegas a reír…¡no vuelvo a mirarte a la cara!- ha dicho ella.

-No, era para llorar- he dicho yo – porque si no hubiera estado muerta, seguro que la matas tú con el traqueteo del cuello que le dabas…

-¡Prima, que te conozco…! ¡¡Ni se te ocurra burlarte que eso de equivocarse le pasa a mucha gente!!

-Si…Pero nadie trata de romper las vértebras a nadie aunque fuera conocido y….

-¡Chisss…!

Señor, es terrible contener la risa…Difícil y terrible. Doy fe.

18 comentarios:

Hada Saltarina dijo...

Una nueva historia llena de humor. Pues no creas, pero de esas anécdotas tengo yo varias puesto que, en primer lugar, soy muy despistada; y en segundo lugar, todo el mundo me parece conocido o que se parece a alguien (al final, a veces a quien no saludo es justo al conocido porque creo equivocarme de personas). Pero normalmente sirve para mantener conversaciones muy agradables, no creas.

Un abrazo, Perlita, y que tengas un fantástico fin de semana

Perlita dijo...

Querida Hadita:
Claro que pasa esto muchas veces. Lo peor es cuando es al revés y te llega alguien que casi llora de emoción recordando tiempos pasados y ...¡a llorar con ella! No es hipocresía, es que yo tengo el lagrimal macerado y agradecido. Te abrazan, te besaquean y aunque no recuerde nada de la persona que tengo delante..¿cómo la voy a defraudar?...Seguro que nos queríamos.
Estoy en Madrid huyendo de la lluvia valenciana y resulta que me ha seguido.
Besitos...

hsm1967 dijo...

Hola muy linda tu anécdota, huyendo de la lluvia y yo del sol y el calor ja ja ja.besos.

Perlita dijo...

¡Qué suerte, Hugo! Aquí ya tuvimos nuestra ración de sol.
Un beso.

amelche dijo...

¡Ja,ja,ja! ¡Qué bueno!

Unknown dijo...

¡Si te llegas a reír…!
Reír no, pero me has sacado una sonrisa. Aunque lo de romper las vértebras lo hubiera cambiado.
La espontaneidad del final es compartida:
“Chisss…” es terrible que a veces resulta contener la risa.
Un abrazo.

Susana Peiró dijo...

Jajajajajajaá!

Que me he reído durante toda la lectura...ya te adivinaba las intenciones!

Pero sobre todo me imaginaba las caras, y de Lola sobre todo!

Qué relato tan encantador! Jajajajá! "le ha dado un montón de besos como consuelo por no ser la Lola que Asunción creía..."
Ese fino sentido del humor, tan tuyo!

Sos una Preciosa, me encantan tus letras y sobre todo Vos y tu forma de ser!

Enorme Abrazo te dejo Perlita!!!

Tienda Mágica dijo...

Perla como me gustan los lugares paquetes, tomaría un té.
Dejo luz para vos y tus amigos de la cibernética.

Mos dijo...

Paisana: Siempre tan ocurrente con tus historias cargadas de humor.
Y genial cómo lo cuentas.
Un abrazo de Mos desde la ESFERA.

José Ignacio Lacucebe dijo...

Nada como encontrate de frente con una persona que te saludo con afecto y tu no la conoces de nada.
La susodicha va hablando y uno mismo se tambalea intentado hilvanar palabras que unan recuerdos. Contestaciones tópicas aguantando una mirada, sonrisas forzadas.........
Cuando por fin llegas a encontrar el ovillo con disimulo entras en conversación y el monólogo se hace duo.
Pero algunas veces me despedí de la persona sin conocerle pero saboreando su ilusión que no intento turbar.
Un beso inicio de un collar.

Perlita dijo...

AMELCHE:
Me alegra que la anécdota te haya gustado pero a mi prima, no tanto.
Besos.

JAUME:

Bueno si te arranqué una sonrisa, muy contenta que me quedo porque ya sé que andas liado con esfuerzos matemáticos que me encantaron.
Abrazos.

Perlita dijo...

¡HOLA SUSANA!

También te reirías si te digo que fui una malvada porque, al igual que mi prima pero en elcaso contrario, hay veces que me saludan y sigo la corriente porque no tengo ni idea de quién me está hablando. Cosas de familia...
Muchos besos, guapa.

Perlita dijo...

¿Qué tal por TIENDA MÁGICA? Yo sí que estoy encantada de encontrarme con tu blog que tanto me gusta.
Recibe muchos besos con toda la clase de encantos que tu prefieras.

MOS:
Gracias por tus palabras, amigo. De vez en cuando te pierdes por la ESFERA y "veo" a otros muchos menos a tí. También me pasa con ADA. Debe ser que la ESFERA está muy poblada y me alegro si es para bien.
Besos.

Perlita dijo...

JOSÉ IGNACIO:
Ya veo que a ti también te pasa y dá mucho apuro. Disculparemos a Asunción de sus vehementes saludos porque....¿quién está libre? Sin ir más lejos, el sábado me dieron un par de besos y no sé quien era el galán. Me llamaba por mi nombre,luego me conocía, pero no pude recordarlo. Una pena.
Fuerte abrazo para tí.

Isabel Barceló Chico dijo...

A mí me ha pasado más de una vez lo que a tu prima, ahora bien, sin agitar a nadie. ¡Es tan fácil confundir a la gente cuando hace años que no se la ve! No seas mala, no te rías de tu prima que la pobre se llevó una buena decepción. En cuanto a doña Lola, si fue capaz de suscitar tanta pasión, seguro que fue una persona maravillosa. Besos.

Perlita dijo...

ISABEL:

Si ya lo sé y me confieso culpable pero...¡es tan efusiva y graciosa Chon para todo lo que hace! Te aseguro que tu también te hubieses reído. Hoy se presentó en la estación de autobuses cuando ha venido a Valencia (menos mal que cada cual va a lo suyo) con un zapato tipo manoletina cada uno de un color...

Besos, Isabel.

Anónimo dijo...

Murcianica, lo que me he podido reir, se me saltaban las lágrimas. Que bien contada está la historia. Yo rtambién me sentía reflejado, por lo despistado que soy, si no llevo a mi mujer al lado no sé quien me saluda.
Yo respondo con igual efusión y confianza que el desconocido y cuando se va, le pregunto: "Y ese, ¿quien es?".
;-)

Pedro Genaro dijo...

Hola Perlita, llego a tí a través de Tesa, que nos perfuma con sus moreras y de Roger, mi amigo fotógrafo-cantante. Me fascinó esta historia y este comentario que hiciste. Qué humor más hermoso y tierno!

"Lo peor es cuando es al revés y te llega alguien que casi llora de emoción recordando tiempos pasados y ...¡a llorar con ella! No es hipocresía, es que yo tengo el lagrimal macerado y agradecido. Te abrazan, te besaquean y aunque no recuerde nada de la persona que tengo delante..¿cómo la voy a defraudar?...Seguro que nos queríamos."

Perlas del Segura