viernes, 11 de enero de 2008

Incineración


El lugar donde se alzaba el Asilo de ancianos y mi colegio, había sido un cementerio. El cementerio viejo de mi pueblo, Molina, donde se mezclaron y perdieron muchos huesos de personas ilustres que no llegaron a tiempo sus familiares o no pudieron o simplemente, no quisieron recuperar- quizás por lejanía de parentesco -y que se quedaron así en osarios bajo los cimientos. Otros, ni siquiera en osarios.
Cuando menos te lo esperabas, durante los recreos en aquellos patios de piedra, confundidos con la grava que te destrozaba las rodillas si te caías, aparecía la falange de un dedo, o una vértebra o parte de un cráneo de algún desdichado que no tuvo la suerte de que lo volvieran a enterrar. Luego, pasaba lo que pasaba, que ibas con alguna amiguita al cementerio nuevo y decía:
-Aquí está enterrada parte de mi tía, otro poco de mi abuelo y casi completo, está un vecino muy amigo que nadie lo reclamó y mis padres lo trajeron aquí...
No exagero. Todo estaba desperdigado. Desde entonces, me hice a la idea de que la incineración era un remedio a que luego tu esqueleto no estuviese por ahí esparcido sirviendo a los críos venideros para jugar a la tabas.
Esto de la incineración, relativamente nuevo en España, me estaba convenciendo a pesar de que mi familia me mirase "raro"cuando lo decía. Es una solución. Ya se ve que los hindúes la usan desde hace siglos aunque con sus cambios, porque era mala cosa que también quemasen a sus esposas vivas junto a ellos...Sin pasarse.
Eso de la pira y las cenizas, siempre lo he visto como muy higiénico. Te queman y a enterrar en un nicho, que las cenizas, ni guardadas en casa, ni esparcidas. Lo segundo, porque hay quien tiene cada capricho, que no debía consentirse por ley. Todo se contamina. Por ejemplo, el que dejó dicho que sus cenizas las echasen por el espigón donde pescaba, allí en la playa donde veraneo y se dieron tanta prisa en cumplir con su voluntad, que desde entonces siempre compro el pescado del verano, cuando llega de la lonja de Castellón y no en Valencia donde resido. ¡Qué ocurrencia...! Ya podía haber dicho el hombre, que lo tirasen por alta mar que algo más se diluiría, pero así, pescan curricando y no está bien que puedan sacar las cenizas de tu vecino
envolviendo a los peces.
No quiero ser morbosa, pero Antonio Gades, deseó que parte de sus restos se depositaran en Cuba y otra parte, por este Mediterráneo que le vio nacer...¿Sabéis lo que se piensa cuando por el rayito de luz ese que se ve en una habitación en penumbra, el polvo sube y baja caprichoso en el lento baile que le lleva en todas direcciones? ¡Vaya con Antonio Gades...! Sabe Dios lo que recogemos con la aspiradora de encima de los muebles.

Y lo primero, es decir, cuando se conservan en casa las cenizas...No sé qué es peor. Acompañé a una amiga a dar un pésame no hace mucho porque no fuera sola.
-Son algo originales - me dijo. Se querían un montón.
-Es natural -asentí - No tiene que ser una originalidad eso.
La mujer viuda estaba inconsolable pero luego, la conversación, tomó otros derroteros y en algo se animó. Cada vez que decía algo con necesidad de que alguien se lo corroborase, se volvía hacia una repisa de mármol sobre la chimenea y dejaba caer siempre la misma pregunta:
-¿Verdad, Ernesto?¿Verdad, mamá...?
Primero, me sorprendí y luego, entendí la originalidad porque en dos jarrones con tapadera rococó, especie de tíbor, estaban las cenizas de su progenitora y de su esposo y claro, a ella le gustaba hablarles...
Como es de suponer, me encantó salir de aquella estancia y de aquella casa...¡Ah! Y ahora creo que anda preguntando por Barcelona para ver dónde ha de llevar las cenizas de esos, sus seres queridos, porque quiere hacerse un brillante de los gordos con ellos en prueba de amor eterno...
Lo que digo, las cenizas, al sepulcro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El tratamiento en clave de humor que haces de esa cosa tan escatológica que es la muerte, contribuye a desdramatizarla e invita a aceptarla como algo natural. Sin embargo, recuerdo lo mal que me sentó cierta llamada telefónica de una "comercial" que ofrecía parcelas en cierto cementerio privado de Madrid y de las razones con las que pretendía hacerme atractiva aquella posibilidad: la limpieza, las vistas, el cesped...

Sibyla dijo...

Como dice Molinero, es bueno tratar con cierta dosis de humor el tema tan desagradable de la muerte.
Es opcional y de elección personal, decidir qué hacer con el cuerpo inerte...¿enterrarlo?, ¿incinerarlo?.Si uno opta por lo segundo, ¿Qué hacer con las cenizas?.
Yo escuché decir a un hijo, cómo le comentaba a su progenitora, que cuando ella falleciera se haría un colgante para el cuello con sus cenizas convertidas en una especie de diamante.
No sé hasta qué punto todo eso es un bulo comercial?

Una vez más nos has hecho meditar en algo tan serio como es la "no vida".

perlita dijo...

A Molinero:
No hay que tener miedo aunque esa oferta, desde luego, pone a meditar. Te confesaré que no encuentro ningún cementerio bonito...Arreglados, elegantes, suntuosos pero ¿bonitos? ¡qué horror!.Un abrazo y larga vida. Perlita.

Anónimo dijo...

Buen texto, buen tono les ha dado. Buena la foto. ¿Quién pintó ese Caronte?

Besos y ABRazos. NOs vemos, nos leemos. A dsfrutar.

Perlas del Segura